Es verdad que nos pasamos la vida jugando. Ya, desde la infancia, vivimos entretenidos en un sinfín de juegos: naipes, rompecabezas, juegos de números, de sombras y muchos otros más. Los hay simples y breves, pero también tan complicados como la vida, que, de ser un juego, tiene que ser, sin duda, el definitivo, el juego en el que lo apostamos todo… ¿Quién sabe? Quizá esté ahí la verdadera razón de nuestra existencia o el destino antes de partir a lo irremediablemente desconocido.