El Mahabharata – Tomo I

En poco tiempo se dio cuenta que estaba haciendo grandes progresos y ganando habilidad en el uso del arco. Este es el magnetismo del deseo; absorbe para sí todos los pensamientos concientes e inconcientes de la persona, y en consecuencia, todas sus acciones no son más que los ecos de la voz de su deseo.

Ocultar la humillación de una derrota tras una cara sonriente es una forma de hipocresía que desarrollamos cuando nos hacemos mayores, pues la reacción natural de un niño es gritar y enfadarse

"Mi hijo es la otra mitad de Vishnu, es Nara y Krishna el hijo de Vasudeva y Devaki, es Narayana. Por medio de estos dos hombres la tierra se librará de todos los venenos que están haciéndole daño." Y a continuación Indra se fue. Este hijo recibió el nombre de Arjuna.

Esta vez quería que el padre fuese Vayu, el más poderoso de los Devas.

—Cuando la rectitud está respaldada por la fuerza, nada puede oponerse a tal combinación —dijo el rey.

—Que así sea —dijo Kunti e invocó a Vayu. Y así, con el tiempo, de ella nació un hijo fuerte. Entonces una voz de los cielos proclamó: "Este hijo será el niño más cariñoso y poderoso." A este niño se le llamó Bhimasena.

Y de este modo, con el tiempo, Kunti dio a luz un niño nacido de Dharma.

Una voz proveniente de los cielos proclamó que el niño era la perfecta imagen de la rectitud, y que por esa cualidad sería famoso en todo el mundo. Le pusieron por nombre Yudishthira

Había decidido que su próxima victoria sería la victoria sobre sí mismo; esta sería su mayor conquista.

Los juegos del destino son en verdad misteriosos.

Es evidente que no has comprendido el verdadero significado de las palabras del sabio cuando te enseñó el mantra. Te dijo que "cualquier dios al que invocases vendría a por ti." Eso significa que el dios vendría para tomarte y darte un hijo tan bello como él mismo.

Cuando el sol se pone en el atardecer de un día es tonto pedirle que regrese para poder vivir ese día de nuevo. Por supuesto que el sol volverá, pero sólo para manifestar un nuevo día. Nadie puede retroceder ni un solo momento.

Hay corazones rotos que jamás desfallecen